No soy un publicista común, tampoco un tipo normal.
Pues lo común es
encontrarse con esos creativos que abundan en las agencias de
excéntrica expresión, yo soy más bien ese que dejó el pelo frente al
computador “intentando ser un poco más creativo”, desabotonando el nudo
de la corbata para que no dañe la imagen de un buen vestido y dejándome
crecer la barba del día después para parecer interesante al día
siguiente de una planeación estratégica.
No soy de los que diseña cosas grandiosas recién bajadas de la web y
aunque estoy certificado en Adobe y otras herramientas de diseño multimedia necesarias para
el día a día creativo; sí soy de los que escribe cosas a públicos muy
puntuales con gran impacto a favor. Incluso planes de mercadeo o planes
logísticos o textos algo extraños...
No soy un publicista normal y aunque he pasado de los excesos a la
experiencia, soy de esos rolos encorbatados, tradicionalmente morrongos,
que no parecen publicistas pero que por dentro están hechos de TNT,
estrategia y picante, de los que en unos segundos demuestra de lo que
está hecho, lo que ha aprendido y lo que desea dejarle como enseñanza a
su hijo.
Una lectura rápida podría decir que solo soy un tipo normal, aunque sea
publicista. Y no es que sea malo, el problema es que intentando ser
normal, me hice administrador de mercadeo y especialista en logística de
mercadeo (tesis en 5); y eso en lugar de enviarme al podium de las multinacionales, me convirtió en
un ser más creativo aún .
No estar donde están los creativos, es mi único
problema.
Es algo así como encontrar un travesti entre en un bar de
skin-heads, o como tomar trago con la suegra. A la primera, me apoyo en
mi interminable inmadurez y a la segunda culpo a la experiencia… de eso
intento persuadir un poco, para enfrentar aquellos retos creativos que
nos imponen los clientes o nuestros jefes, como por ejemplo entenderlos
antes que crear.
Pero quein carajos soy yo, para decirlo?
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